jueves, 26 de abril de 2012

Tibiritabara

Si en efecto extraño a mi papá y no poco. 
Son infinitas las cosas que me lo recuerdan para bien. Acabo de oír una de esas palabras que representa una época buena, difícil siempre pero buena.
El caso es que extraño a quien me enseñó a montar bici.
A quien me metía al mar.
A quien me enseñó a esconderme debajo de las olas sin sentir miedo.
A quien me enseñó a ser valiente.
A quien me enseñó a ser luz de casa y no farol de la calle.
A quien me enseñó que mi mama era lo más importante del mundo y era mi deber ver por ella.
A ese que me enseñó a decir la verdad, que por mas fea que parezca es mejor que la mentira porque no te encadena. Ese quien me enseñó que vergüenza se siente solo de robar.
A quien me hizo entender que al irme de casa no debía de volver ni mirar para atrás, entre pared y espada siempre espada. Quien me convenció de que al tener un hijo la vida se pospone por lo menos de 20 años.
Quien fue duro muy duro tantas veces.
Quien me enseñó (con su método claro) como se miden los ángulos (de adentro hacia afuera) Y cuando es el día de la bandera (7 de junio)
Quien me mando a pedir "tenmeaqui".
Extraño a ese papa que se iba al tibiritabara pero siempre volvía.

A quien me enseñó a oír Sabina y buen rock.
Quien me enseñó a leer y me regalo mi primer libro. Que regale por cierto... Pero hoy leo todo aquello que tengo cerca. Extraño a quien me enseñó a limpiarme las heridas con alcohol sin importar cuan profundas fueran. 
Pero ese papá no existe, se quedo en alguna parte del tiempo y no nos dimos cuenta que desde mucho antes ya nos estaba dejando. Para luego recién irse. Cuando se fue ya no era la misma persona de la que comencé a escribir. Ya para ese momento se había contradecido así mismo en cada lección y había demostrado que lo que decía lo había leído en los libros y ya eran historia. 
No te juzgo, pudiste elegir y lo hiciste. No tengo nada que perdonarte.
Fuiste un gran padre y te quise con locura tanto que me parezco y te oigo en mi cabeza cada que ahora tengo que educar a mis hijas.
No te guardo rencor. Finalmente a mi no me hiciste nada, nada que yo misma no supiera reparar.
Tomaste cada decisión y te equivocaste cuanto quisiste. Gobernaste sobre ti y cuando se pudo sobre nosotros.
Y en estas vueltas que da la vida cada uno esta donde debe estar.
Extraño a la persona que empecé a describir. Pero papa esa persona no existe más. No vamos a resucitarla.
Puedes ir en paz con la seguridad de que si, si te quise y no poco.
Puede ir en paz sabiendo que hiciste un buen trabajo y que elegiste a una buena compañera.
Puedes ir en paz sabiendo que todo lo bueno que tenias para dar ahora esta dentro de Vale y Lu y que la esencia de ese hombre seguirá dando frutos.
Puedes estar en paz contigo mismo; estamos bien y simplemente muy a tu manera nos diste otra lección.
Pero querido ex papa lamentablemente se enseña con el ejemplo y derribaste cada un de ellos. Yendo en contra de cada una de las enseñanzas que nos diste.
Ya nos encontraremos en el Tibiritabara alguna vez, espero con otra piel pues con esta no hay forma de retroceder el tiempo. 
Gracias, gracias de todo corazón. 
Te deseo ánimo y aliento, alas y buen viento.






miércoles, 4 de abril de 2012

"La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido".
Rabindranath Tagore