Las voces de mi cabeza, traicioneras intensas a veces empiezan a chocarse unas con otras y en esos rebotes y saltos y ecos terminan por ganarme.
Las conozco se como funcionan, se perféctamente como se agazapan y arrastrándose léntamente van asomándose a este mundito que he logrado estabilizar.
Suenan despacio, son truenos sigilosos, galopantes. Truenos que implotan.
Sujeta una lata y échale algunas piedras pequeñas y agítalas. Asi, así tal cual es la ansiedad cuando no la puedes controlar.
Cuando viene por días, así de visita y se instala hasta que uno alterna entre resistir esas voces y no dejarse vencer y luchar al mismo tiempo contra ellas para que estén el menor tiempo posible.
Así es la ansiedad.
Soñar, querer, amar, poder, rogar, no poder, luchar, oir una canción triste mil veces sabiendo que te está carcomiendo y solo darle repeatOne.
Revisar las fotos, editarlas, borrarlas, pasarlas de un sitio a otro. Coger el teléfono y soltarlo. Llamar y colgar, escribir y borrar.
Querer llorar, aguantar, llorar, escribir en tu blog, oir esa canción.
Responder 20 veces que estás bien, aguantar tu mirada para que no grite que no. preguntarte cosas mil veces.
Fumar, tomar café, caminar, no comer, sentir frío, tener sueño, estar perdido
Necesitar abrazo, un carajo, un portazo y no poder reclamarlo.
Así es la ansiedad.
Escribir y desahogar. Ser paciente y esperar a que pase luego solo sonreír, confiar en que la próxima tardará en llegar y durará menos.
