miércoles, 11 de julio de 2018

Hace 1 año

Hace un año no trabajo.
Trabajé siempre, desde siempre me veo trabajando cuando trato de hacer memoria.
Trabajé en una empresa que me hacía muy feliz a nivel profesional y personal, acababa de ser promovida y aun con todo eso se me ocurrió probar suerte y me cambié de empleo.
Mala decisión laboral. 
Desde antes del día 1 en esta nueva empresa todo fue caótico, el día uno fue peor y los casi 3 meses que a duras penas sobreviví fueron cada uno peor que el otro.
Me sentí fatal de haberme cambiado de trabajo, en medio de todo este proceso quedé embarazada y los días se fueron haciendo cada vez mas difíciles de llevar.


Un día, después de muchos días de llorar, desesperarme, hacerme un mundo, no querer pararme de la cama, no querer ir a trabajar nunca, estar horas en reuniones que eran casi circos romanos, no pude más y decidí por nuestra salud mental, emocional y física RENUNCIAR.
Esta vez no renunciaba para probar suerte, no me iba a otro trabajo, no había otra oficina. Solo puse mis prioridades en una balanza y listo.

Salí un día de aquella oficina, llegué a casa aliviada como si la mochila que había llevado esos pobres 3 meses se hubiera esfumado con tan solo abrir la puerta de mi casa y saber que empezaba un gran ALTO.
Ya pasó un año de eso y no podría sentirme más feliz de lo bueno que me ha pasado desde ese momento.

Hoy pasado un año no puedo estar más que agradecida con cada una de las personas que en este proceso me han tendido la mano.
Doy gracias a los jefes que he tenido y que me han dado la oportunidad de poder trabajar desde casa, doy gracias a las amigas que me han entusiasmado para tener un pequeño negocio propio al que le voy a poner siempre ganas para que funcione, a aquellas que me llaman cuando hay alguna oportunidad de trabajo y puedo hacerlo por horas.
Gracias a mi familia, la de siempre, la que que es de corazón, la que hoy me acoge con cariño.
Doy gracias a mis hijas, porque las tengo a mi lado y las disfruto y puedo encargarme de ellas. A Vale que aunque me vuelva loca a veces con sus locuras, olvidos y espasmos adolescentes me regala los te amo más valiosos y es un respaldo para mi, debe ser ella la persona en quien más puedo confiar y con la que puedo contar. Y su carácter de volcán en constante erupción me recuerda mucho a mi y me jala a tierra mil veces. Me centra.
A Luciana, porque sin su colaboración y su apoyo en la casa sería imposible tener tiempo para hacerme cargo de todo y ella tan pequeña es fuerte, noble y paciente y asume con amor cada responsabilidad y favor que le pido y cuida de su hermana menor con una sensibilidad que ya me hubiera gustado tener a su edad.
A Catalina, que es una niña adorable, demandante y exigente. Me consume toda la paciencia y al minuto siguiente sus manitos tocándome la cara vuelven a recargarme. Amo verla crecer de mi mano y con mis cuidados. Amo sacarle el jugo a tu tiempo porque se que crecen rápido y una vez que se ponen en pie, la carrera por vivir no para nunca.

Amo cada momento de mi vida hoy, es completamente distinta a lo que fue alguna vez y es como nunca me hubiera imaginado y esa sorpresa ha sido reveladora.

Amo que la vida me haya enseñado a veces a la fuerza a no aguantar, a no resistir, a no bajar las manos, a sobreponerme al miedo de lo incierto y apostar siempre por la esperanza y ver con optimismo y resilencia el futuro.

Hoy tengo exactamente lo que necesitaba, necesitaba de este tiempo, de esta nueva forma de enfrentar los retos.

Trabajar desde casa, generar tus propios ingresos y cuidar de 3 niñas y una casa no es fácil. A veces si extraño las facilidades que una oficina te da. Tienes un sueldo y un horario y ambos se cumplen.
La casa es otro mundo, no hay sueldo, no hay horario, no hay a donde voltear. Los pendientes no existen porque no puede quedar nada pendiente y el trabajo no para. Se empieza con el desayuno y se acaba cuando todos han cenado, hecho tareas, pasado por la ducha y la luz del cuarto se apagó y doy la última repasada para que las niñas estén bien tapadas y duerman calentitas.

Y aun con todo esto, quiero seguir intentándolo un poco más (a menos que aparezca una oportunidad valiosa).
Quiero seguir oyendo a las chicas llegar y abrir la puerta y oirlas decir MAMAAAAA!!!, quiero oir sus historias del colegio, de los profesores, de los amigos. Quiero seguir haciendo las tareas, practicando para los exámenes. Quiero que Cata celebre su cumpleaños feliz con nosotros.
Quiero hacerle trampa al verano que llegará y hacer que dure para siempre.

Y si hay lecciones aprendidas? Si.
Ser más acusiosa y analizar mejor las opciones "PROMETEDORAS, porque no siempre lo son.
Siempre, siempre dejar una buena reputación en los trabajos, ya que son tus potenciales contactos.
No tener miedo a renunciar, si no somos felices de cualquier manera (laboral, académica, amorosa, familiar)
Ser muy cuidadosos con el dinero y administrarlo con regla, cuando eres independiente tienes el triple de responsabilidad.
Y si finalmente estamos en esta situación de ser "INDEPENDIENTES" abracemos ese tiempo a nuestros hijos, exprimamos cada día que nos necesitan, que nos cuentan cosas, que nos reclaman. No seamos mezquinos con los horarios y los plazos. Abraza, carga, besa, apapacha, engríe, y todo a manos llenas.
Trabajar, tendremos que hacerlo siempre pero nuestros hijos no serán pequeños nunca más.




lunes, 12 de marzo de 2018

Cómo es, qué se siente y cuánto mejora la vida (la vida mía claro está) siendo mamá de 3

Tuve claro desde siempre que tendría hijos.
Los tendría en cualquier circunstancia porque sabía que esos hijos eran lo que mi vida necesitaba. Yo necesitaba a alguien a quien amar y por quien dar la vida y las únicas personas por las que haría eso sin titubeos y de manera incondicional serían mis hijos. No hay otro amor superior, los otros son importantes pero el que sentimos por nuestros hijos es como inagotable.
Pero nunca pensé que tendría 3.
Con dos era como normal, tengo hijos FIN.

Cuando veía a una familia con 3 hijos me ponía a pensar inmediatamente ¿Cómo hacen? De qué viven? Cómo comen? Serán millonarios? Cómo pagan el colegio? Y la ropa? Y los zapatos? Y para salir a la calle? Era como un terror ajeno ver a esas "pobres mujeres" sin lograr entender como lograban hacer todo con 3 pequeños monstruos a su cargo.
Porque todo bien, amo a mis hijas, pero son unos monstruos a veces. Tiranas a más no poder, pequeñas succionadores de energía y recursos, capaces de enloquecerme  y ponerme al límite de cualquier psicópata en potencia.
Y aun con todo eso, con hijas grandes, divorciada, con 34 años encima y un novio que aún no tenía hijos… Decidimos tener un hijo (el primero para él y el tercero para mí) y de pronto todas esas dudas, cuestionamientos y juicios que tenía de las familias numerosas desapareció.

Cómo es, qué se siente y cuánto mejora la vida (la vida mía claro está) siendo mamá de 3
  • Ahorro! Ahorro mucho en todo, compro cosas por internet y comparo los precios y busco que el delivery me salga gratis.
  • Todo lo averiguo por teléfono, declaro impuestos OnLine, 100% transferencias bancarias, y catálogos virtuales, etc.
  • Soy muy organizada, hasta que te me doy cuenta que numéricamente he sido superada por MiChico y mis hijas y no me queda otra que relajarme y darme por vencida.
  • Limpio menos, tiendo menos las camas, las cosas se hacen cuando se pueden.
  • Me pongo la meta de cenar juntos todos los días! Nadie duerme sin cenar y no cogemos el celular en la mesa.
  • Tomamos más limonada, maracuyá, chicha y menos gaseosas. Solo los fines de semana.
  • Comemos más sano y más en casa. Hoy comeremos lentejitas con pescado por ejemplo.
  • Pasé de tener 3 variedades de shampoo y ahora mis hijas y yo usamos el mismo y hasta que no se acaba la última gota no compro más
  • Tengo un cuaderno todo el día pegado al cuerpo para ir anotando todo lo que se necesita y no olvidarme de nada cuando tengo oportunidad de salir.
  • No se compra nada que no se haya agotado. Mientras haya, hasta que se termine.
  • El menú del almuerzo se hace semanal, se les comunica a todos y fin. Dejamos de ser un pequeño restaurant y vivimos en una dictadura alimentaria de lunes a viernes.
  • Las mayores ordenan sus cosas, ropa, juguetes accesorios y todo. Ya no se puede estar detrás de ellas.
  • Las toallas viejas se vuelven trapeadores y los polos viejos en trapos de sacudir.
  • Los domingos se toma todo en vaso descartable.
  • La ropa que se compra siempre es combinable y se debe poder heredar.
  • Los mayores cuidamos a los menores y eso aplica de los adultos a los hijos y de los hermanos mayores a los menores.
  • Vale peina a Lu en las mañanas
  • Lu carga a Cata mientras voy a baño
  • Cata duerme y todos corremos a trabajar y a hacer tareas.
  • Conversas más y les das más recuerdos. Ellas no se acuerdan que fueron bebés y verme con Cata, desata todas las preguntas que te puedas imaginar.
  • Les cuento a cada una como eran de bebés, cruzamos información, buscan coincidencias y se saben distintas también.
  • Te abre más la puerta a hablarles de sexualidad, saben que ese bebé no cayó del cielo.
  • Les muestra lo importante que es tener un bebé en el momento adecuado y que de lo contrario hay que saber cuidarse para no reproducirse.
  • -Los lazos son más fuertes, hay que estar siempre juntos y la casa siempre está llena.
  • Te peleas menos con los hijos mayores, ya no tienes ni tiempo.
  • Ellos se vuelven más considerados. Saben que estás agotada y tratan de ayudarte y no hacerte perder los papeles por tonterías.
  • Los conflictos irrelevantes como si quieren ver Netflix o Cable disminuyen un montón. Porque lo soluciono apagando la tele y poniéndolas a limpiar la casa (así las educo y de paso descanso)
  • Te apoyas más en tu familia y amigos. Todos están dispuestos a cargar a la bebé o cambiarle el pañal
  • Desde que nació Cata, todos me ayudan para poder salir. Se quedan a dormir o la cuidan por horas. Ya con 3, tenemos claro que tengo que relajarme y salir un rato a hacer mis cosas sola (sino soy una psicomamá en potencia) y se apiadan de mí.
  • Mis hijas piensan más en ellas como hermanas, se friegan y se dan de alma duro. Pero se apoyan y Vale le enseña a Lu a forrar los cuadernos y a hacer mejor sus carátulas de los cuadernos. Este año no me encargué para nada de eso con ninguna de las dos. Ellas mismas etiquetaron, forraron y separaron todo.
  • La plata siempre alcanza, cuando nos ordenamos y suprimimos gastos que no aportan. Pasamos de comprar 2 pares de zapatillas Converse a comprar 4 pares de Zapatillas Tigre (Agarra con Garra) por la mitad de precio.
  • Reciclamos! Mochilas, loncheras y todo. NO hay porque comprar todo todos los años, si las cosas sirven. Eso incluye polos, calzones, jeans y todo!
  • No importa si estoy gorda porque este cuerpo ha traído a 3 increíbles mujeres al mundo y ya no tengo vergüenza de ponerme un bikini con panza.
  • No me preocupo de pararme o sentarme sin que se me noten los rollos y no meto la barriga. He redescubierto mi cuerpo y me gusta tal y como es.
  • Salir a dar vueltas al parque o comerse un helado de camino tienen mayor valor.
  • Los roles se han reconstruido y se han afianzado.
    • Valentina sigue siendo la hermana mayor y ahora tiene que ayudar el doble y pelear la mitad y eso ha hecho que esté sea una adolescente menos rebelde y más empática. Está más relajada y toma los NO con mejor talante.
    • Luciana ascendió a hermana mayor y tiene a Catalina de muñeca y la carga la sube y la baja con una naturalidad como solo se puede hacer con algo que se sabe propio.
    • Catalina nos arrasa y nos lleva por delante como jugando bowling con nosotros. Llora, hace caca, se mata de risa, pide que la cargues y la apapaches, luego que la eches y le converses y eso hacemos. La hacemos sentir bienvenida y amada.
    • Mi chico ahora es papá y todos hemos descubierto una nueva parte de él y ya no es solo el amigo de las chicas sinó un papá en casa. Un cómplice para jugar más y bromear y claro hacerme bullyng.
    • Yo, tengo 3 hijas, dos trabajos desde casa y siempre mucho por hacer y correr y felizmente tengo energía. El día me sigue dando las horas y la fortaleza física para estar de la forma tan distinta como cada uno me necesita. Porque Cata, Lu, Vale y MiChico demandan de distinta manera y camaleónicamente estoy para los 4.



Y, qué es lo mejor? Un bebé saca lo mejor de mi. Me vuelve loca olerla, morderla y jugar con ella para hacerla reir. Me siento más feliz cuando tengo el privilegio de atenderla yo misma, de preparar biberones y cambiar pañales. Hacía muchos años que no sentía ese calorcito en el pecho o esas manitos que te amasan mientras les das la leche. Ya no me bañaba con mis hijas mayores y hoy me he vuelto a meter a la ducha con Cata.

En resumen, si se puede! Vale la pena y es delicioso. Es como ser una actriz y paso de ser sargento a payaso en un minuto.