jueves, 24 de abril de 2014

Si te caes, te levanto y sino me acuesto contigo

Si te caes, te levanto y sino me acuesto contigo


Nada más cierto, si algún día tropiezas y caes la primera mano que verás estirada para tomarte y ayudarte a ponerte de pie de nuevo pues sin dudarlo sería la mía.
Si tratando de hacerlo viera que ya no puedes levantarte simplemente me acostaré a tu lado.
En silencio, sin preguntas ni respuestas. Exactamente como hoy, como estos días en los que gracias a dios te puedo escribir, me puedo escribir a mi misma y no explotar con las palabras dentro.
Si algún día tropiezas y caes, me aseguraré que un resbalón o una caída solo sirven para pararnos de nuevo, y si mis manos se debilitaran y mi fuerza se apagara con la edad, me dedicaría a recostarme a tu lado por el resto del tiempo que me fuera posible.
Si escribiendo todo lo que escribo no me lees, no te preocupes me queda la certeza de no saber que no lo haces. Me queda ese milagro de duda.
Si por estos días has caído y los brazos has bajado, no te preocupes
Si te caes, te levanto y si no me acuesto contigo.

miércoles, 23 de abril de 2014

Te invito!

Y pues aquí sentada con este cómplice computador, amigo silencioso y confidente versión 2.0.
No sabes cuánto me gusta escribirte ni cuánto bien me hace.
Ayer logré encontrar una historia que sabía había leído, pero para variar no recordaba ni el nombre, ni donde lo hice... solo partes alborotadas saltaban en mi mente. Pues fui perseverante y la encontré.
Es una historia bonita, esperanzadora con más ingredientes de repente que la nuestra. Pero en la que podríamos comparar de repente el proceso de recuperación física por uno más importante. El del alma. Encuentro tantas similitudes que creo que por eso no paré hasta poder leerla varias veces.
Mi vida, hemos también estado casados por tantos años, hemos vivido cosas que posiblemente no volvamos a vivir jamás, hemos tenido logros y superado barreras que por aquel verano del 2004 mucha gente pensó que no cumpliríamos. Míranos 10 años después, en efecto no somos los mismos que aquellos chicos que se encontraron en Benavides con Larco, que fueron al cajero, los que se tomaron tantos margaritos. Tampoco somos los mismos que no sabíamos cómo pagar para salir de la clínica con Vale en brazos. Te aseguro tampoco que no somos los mismos que cuando nos mudamos solos alquilábamos lavadora y yo corría porque tu trabajabas sábado ¿recuerdas?
Mi amor, reconocemos hoy que en efecto muchas cosas nos han pasado y que nos hemos deteriorado y que hemos llegado a este punto. Pero no dejemos que esto nos derrumbe y desbarate lo que puede ser (puede en real y con seguridad - no "podría" con dudas) ser una vida feliz juntos. Mi vida abrázate fuerte a lo que te digo, a lo que siento por ti, al amor que dentro de ti existe. Te lo he dicho mil veces seguro pero siento que es verdad.
Dentro nuestro, juntos hay una llama de esos amores legendarios. Esa historia de la que la gente al oírla se maravilla.
Siento un profundo amor por ti, profundísimo que ni en estos días más duros se ha puesto a prueba. No ha habido nada que haya podido tocarlo o hacerlo tropezar. Sigue ahí intacto.
Quisiera entrar tu corazón, darle pequeños toquecitos para removerlo un poco. Mi vida, existimos, esto que existe es real. No te sueltes, léeme, mírame a los ojos. Hagamos cosas, más cosas.
Propongámonos lograrlo, te lo he dicho.
Cuentas conmigo, no hoy, no mañana sino siempre para siempre. Este amor no se repetirá por eso me esfuerzo tanto tratando de ir calando un poquito cada día. Quiero que veas las infinitas posibilidades. Las has sentido, lo sé. He sentido tu calor, tu corazón latir apurado, te he visto parpadear lentamente hasta cerrar los ojos.
Mi vida intenta con fuerza, con ganas, sin miedo. Decídete a empezar un día a la vez, con detalles con acciones. Quiero que seas feliz a mi lado, quiero hacerte feliz, quiero desvivirme día a día entregándome a ti a brazos abiertos. Demos ese salto de fe, de esperanza y empecemos a reconstruirnos juntos, de la mano, fortaleciéndonos y dándonos energía.
Sepárate del miedo, abrázate al amor. No hay motivos para temer porque después de este largo túnel hay una luz brillante. Una llama encendida que sostenemos.
En este tiempo he podido descubrir cosas también que no me hubiera imaginado, como relajarme y aprovechar cada segundo que pueda de lo que me hace feliz, lo rico que es dormir en una cama calientita y a medio tender, a pararme y poder prepararles algo rico y luego volver a descansar, que emoción poder ver 2 películas seguidas sin preocuparme por nada.
Sin temor a equivocarme en estos días hemos podido conversar más y mejor que mucho tiempo atrás, nos hemos mirado a los ojos, nos hemos besado y nos hemos amado de varias formas. Hemos salido, nos hemos escrito y hemos hecho más preguntas... Míranos repito! Míranos, con fe.
Mira dentro tuyo, apartado de todo y en silencio escúchate, escucha a tu corazón. El amor es una fuerza poderosa, no la subestimes, empecemos!
Caminos hay miles, la reconciliación es posible; solo basta tomar una decisión, 1 sola y el mundo entero (incluyéndome a mi) pondrá toda su maquinaria a nuestra disposición para que funcione. Podrías imaginarte tanta alegría?
Es como hoy... Estar en el Bernabéu, repleto de gente, va ganado el Real Madrid 1-0 ya queremos estar en el minuto 90 y lo único que falta es que el árbitro pite, da ese pitazo.
Me alegra saberte mejor, que estás sanando y que este proceso nos ha ayudado, finalmente todo sirve, todo suma y todo se transforma cuando queremos darle la vuelta al dolor o la pena para convertirlos en lecciones aprendidas y en caminos que no queremos recorrer.
Gracias por haber leído el libro, saquemos lo bueno, estemos bien, mejor y mejor porque si se puede.
Te invito, te invito a volver a tu cama, te invito a irnos de viaje juntos, te invito a ver pelis, te invito a ir al cine y a salir a cenar, te invito a un retiro de parejas, te invito a cumplir sueños y a sonreír. Te invito a Grecia y a Puno, te invito a ir a comprar tu gorra con tu nombre, te invito al próximo mundial y de paso paseamos por Europa.

Te amo tanto.
Te amo siempre.
Te amo para siempre.

martes, 22 de abril de 2014

Una segunda oportunidad con los ojos bien abiertos (Mary Elizabeth Williams - ModernLove - NewYorkTimes)

Miré a mi acompañante al otro lado de la mesa, un hombre atractivo de ojos marrones, con dos hijas y un matrimonio fallido, mientras me relataba su historial romántico.
"Yo solía pensar que, en cuanto a las relaciones, esa parte de mi vida estaba resuelta y nunca tendría que preocuparme por eso, me dijo. "Ahora creo que, si amas a alguien, tienes que tomar un día a la vez. Y tienes que trabajar en ello día a día". Hubo un destello de esperanza en sus ojos.
Sonreí y pensé: "Yo podría estar en una relación con un hombre así." De hecho, yo sabía que podía. Querida lectora, me había casado con él. Esa noche, mucho después de haber tirado la toalla en nuestra relación, aquí estábamos de nuevo, gateando de nuevo al ring. Esta vez, sin embargo, sería diferente. Simplemente nunca imaginamos lo diferente que se convertiría, o con qué rapidez.
Nuestro desenlace no había sido una catástrofe rápida, decisiva, sino una serie de pequeñas cosas no menos destructivas. Nos desmoronamos de la misma forma que tantas otras parejas: Por medio del gradual reconocimiento de que éramos infelices, y la inevitable conclusión de que muestra relación no era refugio de nuestra infelicidad sino la causa de ella. Éramos dos buenas personas que habían estado profundamente enamoradas, pero que casi 20 años después ya no lo están.
Ninguno de nosotros queríamos para pasar los próximos 40 años como hasta el momento, supuestamente a salvo dentro de una institución, pero privado de su nutriente más esencial. Si no hubiéramos tenido hijos, hubiera sido sencillo. Sin duda, nos habríamos desaparecido de forma amistosa, por completo de la vida del otro. Pero si tuvimos hijos.
Como me dijo mi amiga Linda, cuyo marido la abandonó cuando estaba embarazada, una vez: "No importa qué pase, es una relación de por vida. Voy a estar en la boda de mi hijo y mi ex estaré allí”.
Nosotros tampoco tuvimos jamás ninguna duda de la buena voluntad, que alguna vez compartimos y el amor por nuestras hijas era más fuerte que cualquier decepción que pudiéramos albergar actualmente del uno hacia el otro. Nos sentamos juntos en obras escolares y conferencias de padres y maestros. Compartimos fiestas y cumpleaños. Hasta rentamos otro apartamento en el mismo edificio, para hacer la situación más fácil para las niñas. Después de un tiempo, las heridas de la ruptura sanaron, y se formo una nueva amistad, un vínculo exclusivo de la paternidad.
El final de un largo matrimonio, especialmente un matrimonio con hijos, sacudirá tu mundo hasta sus cimientos. Si tienes suerte, a la larga te volverás más valiente y sensata. No fue mucho después de la separación cuando me di cuenta de que me gustaba la nueva persona que este dolor estaba forjando dentro de mí.
Lo que no esperaba era que me gustara la persona que se estaba convirtiendo él también. Entonces un día me dijo algo gracioso y me reí, y entonces él me miró con una franqueza que nunca había visto antes y me dijo: "Por si no te habías dado cuenta, estoy coqueteando contigo."
Siempre he sentido debilidad por los hombres dados al halago. Y cuando él me invitó a cenar, le dije que sí.
Poco tiempo más tarde di un paseo por un museo con mi amiga Lily, una mujer que se había reconciliado recientemente con su marido después de una separación de un año de duración. "¿Cómo lo sabes?" Le pregunté. "¿Cómo volviste a creer, después de todo lo que has pasado?"
"Me dijo lo que necesitaba oír," dijo ella, "a pesar de que yo no sabía lo que necesitaba oír, hasta que lo dijo. Ya lo verás. "
Poco después me fui a una cita con el padre de mis hijas, y mientras comíamos un plato de plátanos, efectivamente lo vi.
Nuestro reencuentro, aunque simple y sin puñados de arroz que volaban por el aire, provoco una variedad de reacciones en nuestra familia y amigos. Hubo aplausos entusiastas de los románticos, y había escepticismo y preocupación por parte de los demás, que recuerdan todos los detalles desdichados de nuestro desmoronamiento. Pero enamorarse de nuevo después de una ruptura no es una simple cuestión de retractarse. No somos las mismas personas que estábamos cuando nos conocimos dos décadas antes, y no teníamos ningún deseo de volver a vivir un matrimonio que hasta donde recordábamos había fracasado inequívocamente.
Sin embargo, dimos el salto de fe que se necesita para poner fin a una relación a largo plazo, ciertamente pensamos que podríamos reunir la mayor confianza que se necesitaría para abrir nuestros corazones de nuevo. Además, era agradable estar con un hombre cuyo bagaje emocional de su ex loca realmente podía entender. Y mis hijas estaban felices con nuevo hombre de mamá.
Lo que siguió ese verano que volvimos a comenzar fue un periodo feliz de días relajados y noches tiernas. Luego dio un giro brusco. El 10 de agosto, había actualizado mi estado de Facebook para leer, "El mejor verano de todos". El 11 de agosto, me enteré de que tenía un melanoma maligno.
Unos días después recostada en el hospital, dopada hasta los codos, sangrando de tres heridas quirúrgicas y rogando estar libre de cáncer, el y yo nos tomamos de la mano y vimos "Harry Potter y el cáliz de fuego" en la televisión.
"Siento por todo esto", le dije aturdida, "porque ahora tienes que quedarse a mi lado. De otro modo, todos nuestros amigos pensarán que eres New Gingrich”.
"Veo que habías planeado esto desde el principio," dijo. "Bien jugado." Pero después, cuando le dije que yo sabía que no era el encuentro que había tenido en mente, él sólo se rió y dijo: "No te librarás de mí tan fácilmente esta vez."
El cocinaba y lavaba la ropa mientras yo me recuperaba durante el sombrío periodo que siguió, pasando por un nuevo y desalentador diagnostico que me dio apenas unos meses de vida, y luego de un tratamiento clínico experimental que nos sorprendió al erradicar completamente mi enfermedad. Organizaba reuniones de juego para las niñas y les leía cuentos. Recogía las prescripciones médicas y limpiaba suficiente sangre como para estremecer a Eli Roth. Me quede asombrada ante una fuerza en él que nunca había visto antes. Nunca había tenido necesidad de verla.
Nuestra relación ya había obtenido un matiz agridulce en virtud gracias a su status de segunda vuelta, pero no hay nada como sufrir la misma tragedia juntos para quitarle a nuestras citas ese aspecto de "ir saltando de la mano entre las flores”. Aunque nuestra experiencia ha estado muy lejos de ser sexy, ha sido particularmente romántica.
Nadie escribe canciones sobre sentarse en el borde de la bañera mientras que un hombre te aplica antibióticos tópicos para el injerto de piel que supura. No hay odas poéticas a las mujeres con cicatrices abiertas, no hay sonetos a hombres que pueden estar usando la misma camisa tres días consecutivos.
Pero tal vez deberían existir, porque todo lo que pensé que sabía de amor a los 24 ahora parece bastante absurdo. No sabía entonces que una relación maravillosa se volvería insostenible. No podía haber imaginado que, más tarde, curiosamente se volvería maravillosa de un modo tan nuevo.
El anillo de bodas que con tanto optimismo deslicé en mi dedo hace mucho tiempo, el mismo que eliminé con el desaliento de muchos años, me lo he quitado de forma permanente. Pero me pongo una pequeña piedra de luna en mi mano, el símbolo de la esperanza. La esperanza de curación en todas sus formas.
Ninguno de nosotros ve el mundo en términos de garantías. Las reconocemos como las ficciones reconfortantes que son. Aceptamos que no siempre se puede mantener las promesas que hiciste cuando tenías apenas edad de beber. No puedes saber de qué forma cambiaras o lo que la vida te pondrá en el camino.
Que nuestro matrimonio se desmoronara y que la enfermedad viniera e hiciera un gran esfuerzo por matarme a cabo con nuestras cómodas suposiciones de que el futuro se parece mucho al pasado, solo que con líneas de expresión. 
Pero él y yo hemos aprendido, porque hemos tenido que, la diferencia entre la ilusión de la seguridad y la alegría liberadora del presente, entre la obligación y la elección.
Y la elección, por mas aterradora que sea, es mucho mejor. Tuvimos que dejar que el otro lo descubriera: Entender lo que de verdad significaba decidir estar con una persona, un día a la vez, los días que sean. El amor no es una fortaleza. No es una habitación cerrada con llave. Está lleno de puertas, ventanas y trampillas de salida, y no deben dar miedo. Son la forma de dejar que entre la luz.
Hace unas semanas, después de una agotadora ronda de pruebas y citas con el médico, se dejó caer junto a la cama, casi demasiado cansado para hablar. Vimos el giro del ventilador de techo, arrullado por el ritmo hipnótico, hasta que por fin dijo sólo cinco palabras: "Me alegra no haberte perdido."
Miré en penumbra al hombre que amo, el hombre que una vez deje, y le dije: "También me alegra no haberte perdido"

domingo, 20 de abril de 2014

Tu eres mi rama y yo soy tu mono

Un 16 de julio del 2004 empezaste a crecer dentro de mi. Ese día empezó el milagro más grande de que hubiera podido imaginar ser testigo.
Valentina, estabas ya creciendo cada día y yo no tenía idea de cuánto te podría amar. No sabía que se pudiera amar de esta manera. Llegaste esperada, supe que venias y no hubo miedo, solo había emoción y un contar día a día para poder verte. No había nada que temer, eso que yo había soñado desde siempre por fin estaría conmigo. Tenía por quien vivir. Eras exactamente eso que necesitaba, un amor para toda la vida. Qué no se dejara eclipsar por nada. Pueden haber sido los meses mas largos de mi vida, pero también fueron estando segura de no equivocarme los mas hermosos. Viví cada día disfrutando saber que crecías, sintiéndote moverte. Te amaba tanto. Era feliz de saber que los latidos de mi corazón hacían latir al tuyo, que esa panza enorme era tu casa, que mi cuerpo te protegía y que mi alimento te alimentaba.
Valecita te amo tanto. Puedo cerrar los ojos y ver ese 20 de abril del 2004 como si fuera ayer mi reina bella.
Y sabes que? solo recuerdo felicidad, solo alegría. Como ese sol radiante que no se oculta nunca, ni en los inviernos mas largos ni en los abriles mas duros.
Cierro los ojos y alguien te acerca a mi por primera vez. Veo tu cara y esa mirada china de quien ve la luz por primera vez. Conté tus deditos, te revise completa, te oli para llenarme de ese aroma con el que despierto siempre que me haces falta. Eras mía por fin nos unimos para siempre en ese instante, para siempre dicen que es un tiempo muy largo, pues entonces mi amor que sea para toda la vida.
Recuerdo tu llanto, lo reconocía entre muchos. Era capaz de acercarme al cunero exacto y al levantar esa sábana rosa ahí estabas tu. Con los ojos abiertos mirando siempre todo a tu alrededor. Recuerdo cuando te pude cargar por primera vez, te apreté tan fuerte contra mi que nos hicimos una sola. En ese abrazo solo quería decirte "aquí estoy, aquí estoy para siempre" solo pensaba en como asegurarme de que supieras quien era yo, era tu mamá mi amor. Nadie ha oído los latidos en mi pecho tanto como tu, has podido hasta leer mis pensamientos y recorrer los caminos de tantas preguntas que tenia.
Recuerdo haberte amamantado y verte caer rendida en sueño. Me veo cargándote y arrullándote y tanto ha pasado, tantas cosas nos han pasado. Por un momento quisiera que todo se detuviera y poder quedarnos bien para siempre, que no haya más.
Cuando el mundo gira tan rápido y yo me quiero bajar te clavas en mi pensamiento. Cuando me he sentido abatida y con los brazos abajo a punto de rendirme es tu existencia la que me ha dado fuerza.
Entre los tiempos más crudos y las penas más crónicas te has abierto paso soplando la neblina y cortando la maleza.
Mi vida, quédate siempre conmigo y déjame estar a tu lado. Lo único real que te puedo ofrecer es este amor que te tengo. Infinito y lleno de certezas. No habrá nada más que te deje, no me voy a ocupar ni me voy a distraer salvo en aquello que te haga bien.
Te prometo mi amor luchar incansablemente contra cualquier adversidad para que tu paso sea llevadero y feliz. Prometo enseñarte a pelear por tus sueños, por tus amores y por todo aquello que te haga falta. Prometo enseñarte a vivir el amor y también a hacerte fuerte, te enseñare a salir adelante y levantar la cabeza. Te daré un tiempo cuando vea una pena sentada a tu lado. Respetaré tu espacio y tus decisiones. Sabré acomodarme en silencio a tu lado cuando te rompan en corazón, sabré tomar tu mano cuando quieras volver a salir al mundo. Me esforzare sin treguas hasta asegurarme que conoces el valor de la honestidad y la lealtad. Qué la verdad sea tu bandera mi amor, que siempre puedas mirar a la gente a los ojos y que tu mirada valga más que incluso tu palabra.
Prometo dejarte cometer todos los errores que quieras, porque siempre estaré aquí para ayudarte a recobrar el rumbo. Me esforzare por ser mejor y para ser ejemplo. Prometo tatuarme "tu eres mi rama y yo soy tu mono" Prometo dejar correr tus lágrimas para luego secarlas con mis manos. Prometo llenarte de cosquillas y de besos. Haré malabares hasta que la sonrisa escape de tu cuerpo en carcajadas de dicha.
Seré tu mamá para siempre, aun cuando algún día no puedas verme, solo tendrás que cerrar los ojos y recordar todo lo que hemos aprendido.
Juro estar siempre a tu lado.

Felices 9 años.
Te ama, tu mamá