martes, 24 de septiembre de 2013

Pero eso no. Mejor no

Pueden darse el lujo de escoger mal un esposo, un amante, un proveedor, un amigo.
Puedes equivocarte con la vida y decirle no a todas las certezas que te plantee... pero por favor procuren nunca escoger un mal padre. Ese si es un tremendo error, gravisimo y casi imperdonable.

Sus hijos algún día cuando lleguen (porque aunque ahora no quieren que lleguen y yo si) serán como lo son ustedes para mi "lo mejor del mundo" y es su deber traerlos no en un arranque apasionado con cualquier infeliz sino más bien procurando tener la mira calibrada para saber si ese hombre al que se estén entregando merece luego convertirse en el hombre de su vida.

Porque en eso se convierte el padre de tus hijos. Quedas enamorada de él para siempre. El padre de tus hijos se convierte en el medio que te llevó a tocar y sentir el más grande de los amores. Por eso lo amas siempre.

Asegúrense, y asegúrense bien. Convivirán con él para toda la vida.

Habrán fiebres, actuaciones de colegio, navidades y mil de feriados. Se sortearán los fines de semana. Tendrán que llamar a contar las buenas nuevas y tambien a dar las quejas.

Y eso será para siempre. La paternidad no termina con la mayoría de edad, ni cuando te casas o te vas de la casa. Ser padre no termina nunca, nunca, nunca. Puedes ser ex esposo, ex enamorado, ex alunmo, ex amigo... Pero nunca se es ex padre.

Escojan bien, ese hombre debe ser el de su sueños y no el protagonista de sus peores pesadillas. Hagan todo lo posible por comprobar que pase lo que pase el padre de sus hijos estará con ellos siempre. Que al sonar el telefono de madrugada lo contestará y vendrá corriendo o se levantará al primer ronquido por un pecho cerrado.

Qué será capaz de cambiar pañales y calentar biberones. Qué podrán salir y saber que están bien con él.

La paternidad es un derecho que las mujeres regalamos, no lo mal utilicen.
Escoger un mal padre será una pena con la que tendrán que cargan por un periodo largo e interminable como la vida y morirán arrepentidas.

Es todo lo que se puede odiar en un día si no se está.

Odio este frío vigente y constante. Odio el calor que llegará de la primavera que está por envestirnos. Odiaré el verano y el sol y las olas del mar.
Odio llorar. Sorber mis lágrimas y atragantarme de mocos. Sonármelos a escondidas disimulando el estruendo
En estos días odio más el dolor de cabeza. Las náuseas, el vacío de la ingravidez
Odio a Sabina, a Paez, a Aznar, a SantaRosa, a Calamaro, a Milanes, los detesto, detesto sus letras. Sus mundos. Odio este computador convertido en mejor amigo a regañadientes. Odio a IsabelAllende porque pudo escribir Paula y yo aquí enumerando mi propia basura y haciéndolo tan mal. Odio a VargasLlosa porque hizo de una NiñaMala alguien a quien yo ni le toco los talones. Odio no haber leído Rayuela y para poder odiarlo más. Odio a Neruda, porque no puedo evitar leerlo otra vez.
Malditos sean los minutos que se quedan plantados, inmóviles, implacables, sin piedad alguna. Suspendidos sin avanzar ni retroceder.
Qué desesperante la gente que mira, sonríe y pregunta y sofoca. Mientras se trata de no desperdiciar el aliento. De contener el ánimo para que no se nos escape a bocanadas. Haciendo todo para que el metabolismo no nos traicione y toda la energía que nos queda sirva para ponernos en pie y llegar a vomitar en el lugar correcto.
Qué terrible vivir de cuotas diferidas llenas de intereses desproporcionados a la necesidad. Odio la memoria, el arrepentimiento que no sirve nunca, los peros y los también. La nostalgia traicionera que gobierna en los "hubiera". El sueño que se corta para madrugar.
Es todo lo que se puede odiar en un día si no se está.