viernes, 2 de diciembre de 2016

Yo te traje

Por tu caos,
Porque me enseña día a día que el mundo cambia, gira y hay que adaptarse, relajar el choro, poner todo de cabeza y luego en su lugar.

Por tu desorden
Porque haces que toda la casa sepa que estás, allí viva. Tu alma en cada rincón disfrazada de muñeca o de lego es un golpe de vida, de frente a la cara.

Por los nudos de tu pelo
Que ni te van ni te vienen. Ni te preocupan ni te duelen, porque nada de lo que tienes hacia afuera se compara con lo que yo veo a través del fondo de tus ojos marrones como granos de café.

Por la insolvencia de tus decisiones
Las marchas y contra marchas, llena de inconstancias, de dudas y de adivinanzas que me recuerdan que tenemos derecho a replantearse sin miedo y decir no sin pena y decir si sin vergüenza.

Por tus pies negros
Que recorren los pisos de casas, calles y plazas. Llenos de tierra y de mugre y con los que has recorrido largas distancias, arenas tibias, mares helados, piedras calientes, jardines y parques. Y ese contacto cuerpo a tierra te ha hecho desarrollar habilidades que no he visto en nadie más.

Por llenar los exámenes de tin-marin
A la carrera desesperada por salir a jugar. Porque me hace gracia acordarme de que no todos nacimos para pasar exámenes y no se nos puede juzgar por la nota de una prueba. Hay magia dentro de ti que ni la matemática más pura podría cuantificar. Y yo mi vida, si la veo.

Por tus faltas de ortografía
En esas cartas largas e interminables listas de regalo. Las leo y releo y aunque no están bien escritas las entiendo, así es la vida mijita. Se trata de entender, comprender, empatizar.

Por tus duchas de horas
De recibos de varios ceros, remojándote y chapoteando a tus casi 8 años sentadita llena de juguetes, porque nunca se deja de crecer, pero tampoco se deja nunca de ser niño.

Por pedirme leche a última
Hora justo, justo cuando se me cierran los ojos y me quiero dormir, y no te importa. Justo eso amo. No te importa. Tienes una necesidad, un gusto por complacer y una piedra en el camino. Bueno, tú despiertas a la piedra y la haces parar.

Por olvidarte la agenda mil veces
Lo que me mantiene siempre alerta, como una mamá leona. Casi leyendo tus pensamientos y notas olvidadas.

Por las veces que te atrasas
Y dejas las hojas en blanco con la esperanza de ponerte algún día (al día) y tu sola en algún momento se da cuenta de sus olvidos y se encarga de resolverlos. Sola.

Por las migajas en el sofá
Cuando te levantas y decides servirte el desayuno sin despertar a nadie. Porque tu voluntad es de acero, inquebrantable y esa montaña de bancos y de sillas en la cocina son un pequeño Everest que conquistas los fines de semana.

Por los DVD que nunca pones
Porque te he explicado mil veces como hacerlo y simplemente ya entendí que no quieres hacerlo tú, que es tu forma de acercarnos juntas a ver todas las películas que te gustan.

Por el número de celular que nunca memorizas
Y claro nunca llamas, y me enseñas a no resentirme ni detenerme en eso. Simplemente me haces llamar más veces y más seguido para saber de ti y oír tu voz. No hay tiempo que perder si quieres a alguien. Vas y te acercas. Me acerco siempre!

Por las patadas a media noche
Cuando ya no entras en mi cama y a fuerza simplemente la invades y te mantienes toda la noche ahí hablando en sueños, peleando, renegando y riéndote. Y así aun cuando llego y te encuentro dormida me haces saber que tu día y la vida que me regalas fue intensa.

Por tirarte a la piscina sin saber nadar
Ni flotar, ni aguantar la respiración bajo el agua. Porque tenemos una forma de aprender bien primitiva, pero aprendemos. Tu aprendiste a nadar tragando agua, y yo a vivir tragando saliva.

Te amo por tu luz! Por tu energía que desintegraría hasta la teoría de la relatividad!
Porque te traje a este mundo no el día que naciste, sino el día que te metí a mi corazón, cogí mis ansias, mi calendario y mi ovulación y no hubo forma de que siguieras lejos de mí.
Yo te traje.
Y quería que seas tal cual eres
Y fuiste el deseo cumplido después de 25 velas sopladas.

Mamá