jueves, 15 de mayo de 2014

Intersección

Hoy he visto a una mujer por fin descansar y tal vez cerrar otro círculo. No digo "un circulo" porque en nuestra vida nunca hay uno solo, son como infinitas argollas que se entrelazan unas a otras. Se cruzan, se tropiezan, a veces se abren un poco pero nunca se separan.
Hoy la he oído llorar, su voz temblar y reclamar a gritos mi fortaleza. Confieso que hice lo que pude.
Confieso que apenas puede decirle algunas cosas, menos de las que hubiera dicho antes porque ya la experiencia recortó una vez más nuestras distancias. Ya la entiendo y la comprendo, me faltaba tal vez ponerme más en su zapatos y solo entenderla, aceptarla y abrazarla.
Hoy nuestros círculos se han cruzado otra vez, el consuelo que le he podido dar es el mismo que me doy yo. Cómo ha sido capaz de pedirme fuerzas, pues porque sabe que las tengo.
Sabemos ahora las dos que hay desvelos y noches en las que se mira el techo, cuando se empieza a escribir un mensaje y lo terminas por borrar, a veces hasta alzas el teléfono respiras hondo y cuelgas.
Bueno tengo que decirte algo que tal vez nunca te diga. Aquí estamos, fuertes
Al principio habrán días terribles en los que no valdrá la pena ni pintarte porque el maquillaje se te hará trizas y querrás quedarte en cama recordando una y otra vez hasta creer que te vas a dormir y luego despertarte porque no resististe más las pesadillas, no probarás bocado ni podrás hablar. Permanecerás en largo silencio viviendo un luto sin fecha de vencimiento. Gastarás muchos papeles sonando tu nariz y secando tus lágrimas. No responderás las llamadas de tus amigos ni atenderás mensajes. Mirarás en cada paso que des un abismo enorme sin fin. Lo sé. Querrás morirte con todas tus ganas, te repetirás a ti misma que no puedes y que no sabes cómo salir de este lio. Rogarás que nadie tararee alguna canción y cambiarás tus rutas. Olvídate de las fotos, esas ni pensar las ves y son como puñetazos en la boca del estómago (también se cómo se siente uno de esos golpes)...
Pensarás aterrorizada en las fechas especiales, los cumpleaños, las fiestas, la Navidad. Te ahogarás en el ¿qué pasará? ¿Cómo será?
Pero déjame que también te diga algo, y hasta te lo prometa.
Irán pasando los días uno a uno, el tiempo ya no estará quieto, correrá y sin que te des cuenta tus días mejorarán. El miedo irá desapareciendo poco a poco, no te quieras apurarte. Estos procesos tienen un tiempo exacto y no puedes alterarlo, ni lo intentes porque es como cuando jugábamos "escaleras y toboganes" volverías al punto de partida y te tocará echar los dados y rezar por un seis.
Hay que respetar ese tiempo de luto y botar, las mejores maneras de botar que he encontrado es escribiendo y llorando, conversando y compartiendo. Es increíble la cantidad de manos amigas que se extienden, de experiencias de vida de las que te enteras y que antes ni pensabas posibles. Todas terminan siendo buenas, positivas. De las que aprendí es que si el final no es feliz es porque no es final. No es aferrarse, no necesariamente sea el final que a veces queremos es otro, otro final feliz.
Todo pasa por algo, en el mundo no se mueve ni la hoja de un árbol por algún motivo. Siempre existe una razón un motivo que tal vez en ese instante no comprendemos; pero el misterio se va revelando poco a poco. Un día por fin encuentras las respuestas a todas esas dudas con las te atragantabas. Solo hay que saber esperar y dejar el que tiempo vaya haciendo lo suyo.
Es imposible creer que siempre haya alguien dispuesto a arrancarte una sonrisa o que simplemente escuche por horas el disco rayado de tu tristeza. Aparecerá tanta gente buena que de pronto sentirás energías y la comisura de los labios ya no será piel rígida y se negará a quedarse quieta y se estirará recordándote que la boca se hizo para sonreír, para besar a quienes amamos y para agradecer.
Te lo juro, te lo prometo. Empiezan a llegar los días en los que uno ya puede comer y hasta te das un antojo. Vuelves a dar pasos firmes mientras caminas y no se arrastran tus pies, podrás ponerte tacos. Ya no convivirás tanto con el desmayo ni las nauseas. Dejarás de despertar a las 2 am. Y tu despertador hará su trabajo. Encontrarás cosas como entretenerte con películas y libros. Te asombrarás de como el alma se libera cuando empiezas a soltar un poco la cuerda y en lugar de una soga la conviertes en un lazo. Las cuerdas atan y nadie quiere estar atado... sin embargo los lazos unen y estrechan a la gente.
Ya te pintarás y te arreglarás, saldrás un par de veces y conversarás mucho. Y cuando estés en el pico de esa tranquilidad incluso te dirás a ti misma lo valiente que eres y pensarás como pude haber sentido todo eso y seguir. Hay que vivir para contarla pues!
Pensarás en un futuro alentador, aun querrás que se cumpla ese sueño con todas tus fuerzas. Pero entenderás que si no está en tus manos, solo puedes estar bien y seguir.
Podrás reír y nombrar a las personas sin que un tsunami de llanto te moje hasta los zapatos y si logras hacer una broma o soltar una carcajada te sentirás como si hubieras conquistado al demonio más horrible de todos. Invertirás la tristeza y no la verás como tu enemiga, empezarás a pensar en bueno que te está pasando.
Si. Te están pasando cosas buenas! Ni pienses lo contrario.

"Si un huevo se rompe por fuera la vida termina. Pero si el huevo se rompe por dentro la vida comienza"

Te estás redescubriendo a ti misma, estás tocando en el fondo y viendo cara a cara que ni tus más grandes miedos ni eso que nunca hubieras querido que te pase detuvo tu corazón. Te reencuentras con amigos y de pronto hay más gente para querer. Te toparás con tus errores y simplemente los aceptarás y no volverás a cometerlos. De ratito en ratito te llenarás de una esperanza mesurada a la que acompañarás con pedido juntando las manos y cerrando los ojos.
Seguirás queriendo que ese anhelo se cumpla, y está bien. Porque no hay porque abandonar los sueños y luchar por lo que queremos. Pero no podemos hacerlo solos. Subirse a un bote con un solo remo no es avanzar sino dar vueltas en círculo... y en círculos no se llega a ninguna parte
Llorarás menos, menos menos.
Dejarás de preguntarte ¿Por qué? y el ¿Para qué? te dará mejores explicaciones.
Nadie habló de rendirse, solo de vivir cada etapa. Reconocerla y aceptarla. Solo así se vuelve a comenzar. De a 1, de 2, de a 4 con suerte.
No cierres las puertas ni corras las cortinas, así si alguien pasa por tu casa sabrá que estás y querrá entrar.

Cada vez que me necesites fuerte, aquí estaré. Cuentas conmigo.