jueves, 21 de enero de 2016

Parecidos

Es curiosamente encantador saber el parecido que tenemos, halagador en todo el sentido en que lo puedas entender.
Hace algún tiempo decidí empezar a escribirles cosas, cosas que puedan leer algún día. Algún día cuando ya no esté o simplemente cuando ya no quieran escucharme tomando en cuenta que tengo que dejarlas preparadas para lo primero y estoy en proceso de prepararme para lo segundo.
Valentina ha concentrado la mayor cantidad de cosas, es la que ha tenido mayor convivencia y asumo que por el apuro de que crece más rápido.
Pero como todo tiene su tiempo y este es preciso ya que no pasa ni antes ni despues tienes Luciana que aquí estás. Aquí dentro de mi, en mi corazón.
No creerás el enorme parecido que nos tenemos y ojo no hay mérito mio alguno. Es la simple genética la que nos ha emparejado de una forma inexplicable. Eres como ese gran misterio que salió de mi.
Estuviste dentro de mi siempre, en mi cabeza, en mi corazón y podría decir que hasta en mi vientre. Creo que hubo un óvulo etiquetado con tu nombre y que ninguna menstruación pudo sacar de mi.
Te tenía en mi mente dibujada y tomada la decisión puse manos a la obra.
El tiempo ha ido pasando y puedo contarte algunas cositas de tu personalidad que me enamoran y me sorprenden y que me roban el alma entera, porque eres más mía que de nadie en este mundo.
Nuestras almas son parecidas y están conectadas por la fuerza con la que te atraje.
Seguro el tiempo pasará y las cosas cambiarán, pero hoy, hoy Lu vivimos cosas tan básicas como...
Andar despeinadas siempre con la cola de caballo tirada a un costado y unos pelos locos que se niegan a estar encerrados en un colet. Cuando el viento sopla en nuestra contra y nos pone los pelos en la cara nos agarramos el rostro y luchamos por manternos atrás y siempre le ganamos al viento. Nos sacamos los zapatos muy seguido o mejor dicho nos ponemos los zapatatos eventualmente cuando no hay más remedio y lo más delicioso es hacerlo en el carro y poner los pies estirados.
Hoy te vi y en ese torso pequeño en el que cabe el mundo entero y que de infla al dormir vi nuestras costillas. Robustas, hinchadas y sobresalientes. Como tenemos ambas, como tienen quienes tenemos el corazón tan grande que no cabe en talla S.
Hoy otra vez ese parecido feroz nos dio en el colegio. Eras tu de quien hablaban, pero era de mi quien te corría la sangre por las venas.
Lu, eres eso que salió de mi garabateado haciéndose obra de arte.
Me siento orgullosa y bendecida de ser tu mamá.