miércoles, 23 de abril de 2014

Te invito!

Y pues aquí sentada con este cómplice computador, amigo silencioso y confidente versión 2.0.
No sabes cuánto me gusta escribirte ni cuánto bien me hace.
Ayer logré encontrar una historia que sabía había leído, pero para variar no recordaba ni el nombre, ni donde lo hice... solo partes alborotadas saltaban en mi mente. Pues fui perseverante y la encontré.
Es una historia bonita, esperanzadora con más ingredientes de repente que la nuestra. Pero en la que podríamos comparar de repente el proceso de recuperación física por uno más importante. El del alma. Encuentro tantas similitudes que creo que por eso no paré hasta poder leerla varias veces.
Mi vida, hemos también estado casados por tantos años, hemos vivido cosas que posiblemente no volvamos a vivir jamás, hemos tenido logros y superado barreras que por aquel verano del 2004 mucha gente pensó que no cumpliríamos. Míranos 10 años después, en efecto no somos los mismos que aquellos chicos que se encontraron en Benavides con Larco, que fueron al cajero, los que se tomaron tantos margaritos. Tampoco somos los mismos que no sabíamos cómo pagar para salir de la clínica con Vale en brazos. Te aseguro tampoco que no somos los mismos que cuando nos mudamos solos alquilábamos lavadora y yo corría porque tu trabajabas sábado ¿recuerdas?
Mi amor, reconocemos hoy que en efecto muchas cosas nos han pasado y que nos hemos deteriorado y que hemos llegado a este punto. Pero no dejemos que esto nos derrumbe y desbarate lo que puede ser (puede en real y con seguridad - no "podría" con dudas) ser una vida feliz juntos. Mi vida abrázate fuerte a lo que te digo, a lo que siento por ti, al amor que dentro de ti existe. Te lo he dicho mil veces seguro pero siento que es verdad.
Dentro nuestro, juntos hay una llama de esos amores legendarios. Esa historia de la que la gente al oírla se maravilla.
Siento un profundo amor por ti, profundísimo que ni en estos días más duros se ha puesto a prueba. No ha habido nada que haya podido tocarlo o hacerlo tropezar. Sigue ahí intacto.
Quisiera entrar tu corazón, darle pequeños toquecitos para removerlo un poco. Mi vida, existimos, esto que existe es real. No te sueltes, léeme, mírame a los ojos. Hagamos cosas, más cosas.
Propongámonos lograrlo, te lo he dicho.
Cuentas conmigo, no hoy, no mañana sino siempre para siempre. Este amor no se repetirá por eso me esfuerzo tanto tratando de ir calando un poquito cada día. Quiero que veas las infinitas posibilidades. Las has sentido, lo sé. He sentido tu calor, tu corazón latir apurado, te he visto parpadear lentamente hasta cerrar los ojos.
Mi vida intenta con fuerza, con ganas, sin miedo. Decídete a empezar un día a la vez, con detalles con acciones. Quiero que seas feliz a mi lado, quiero hacerte feliz, quiero desvivirme día a día entregándome a ti a brazos abiertos. Demos ese salto de fe, de esperanza y empecemos a reconstruirnos juntos, de la mano, fortaleciéndonos y dándonos energía.
Sepárate del miedo, abrázate al amor. No hay motivos para temer porque después de este largo túnel hay una luz brillante. Una llama encendida que sostenemos.
En este tiempo he podido descubrir cosas también que no me hubiera imaginado, como relajarme y aprovechar cada segundo que pueda de lo que me hace feliz, lo rico que es dormir en una cama calientita y a medio tender, a pararme y poder prepararles algo rico y luego volver a descansar, que emoción poder ver 2 películas seguidas sin preocuparme por nada.
Sin temor a equivocarme en estos días hemos podido conversar más y mejor que mucho tiempo atrás, nos hemos mirado a los ojos, nos hemos besado y nos hemos amado de varias formas. Hemos salido, nos hemos escrito y hemos hecho más preguntas... Míranos repito! Míranos, con fe.
Mira dentro tuyo, apartado de todo y en silencio escúchate, escucha a tu corazón. El amor es una fuerza poderosa, no la subestimes, empecemos!
Caminos hay miles, la reconciliación es posible; solo basta tomar una decisión, 1 sola y el mundo entero (incluyéndome a mi) pondrá toda su maquinaria a nuestra disposición para que funcione. Podrías imaginarte tanta alegría?
Es como hoy... Estar en el Bernabéu, repleto de gente, va ganado el Real Madrid 1-0 ya queremos estar en el minuto 90 y lo único que falta es que el árbitro pite, da ese pitazo.
Me alegra saberte mejor, que estás sanando y que este proceso nos ha ayudado, finalmente todo sirve, todo suma y todo se transforma cuando queremos darle la vuelta al dolor o la pena para convertirlos en lecciones aprendidas y en caminos que no queremos recorrer.
Gracias por haber leído el libro, saquemos lo bueno, estemos bien, mejor y mejor porque si se puede.
Te invito, te invito a volver a tu cama, te invito a irnos de viaje juntos, te invito a ver pelis, te invito a ir al cine y a salir a cenar, te invito a un retiro de parejas, te invito a cumplir sueños y a sonreír. Te invito a Grecia y a Puno, te invito a ir a comprar tu gorra con tu nombre, te invito al próximo mundial y de paso paseamos por Europa.

Te amo tanto.
Te amo siempre.
Te amo para siempre.